Empresa especializada en trufa negra

Igual Escriche S.L es una empresa familiar ubicada en el último pueblo de la provincia de Castellón, Barracas, con cerca de 200 habitantes y una vinculación palpable con el mundo de la trufa negra. Nacimos con la intención de estrechar y hacer más directa la relación entre el truficultor y el consumidor final. Para ello, nos hemos especializado en la variedad de trufa negra por excelencia, Tuber melanosporum, que cultivamos, producimos y vendemos a nivel nacional e internacional.

Nuestra historia

Nuestra familia lleva recolectando las trufas negras desde antes de 1980, si bien es cierto que el modo en el que se trabaja con el producto ha ido evolucionando a lo largo de los años. Contamos con una estructura que nos permite estar siempre en continuo proceso de mejora y adaptación a los tiempos que corren.

Tradición familiar

La trufa negra silvestre en España comenzó a ser recolectada en Cataluña por agricultores franceses. Pronto, la población catalana se sumó a esta actividad y fue extendiéndola hacia las zonas de Aragón y el este de las dos Castillas.

A finales de los años 50, los campesinos de nuestro pueblo observaban la actividad de recolección de trufa negra silvestre que efectuaban buscadores de otras regiones. Intrigados por estas «patatas negras» que otros recogían, y que ellos habían encontrado en sus campos sin darles mayor importancia, pronto descubrieron su valor y comenzaron a recolectarlas por sí mismos. Eran principios de los años 60.

Nuestra familia comenzó a recolectar trufas en la década de los 70. Y desde entonces este producto nos ha estado acompañando. Bien es cierto que el modo de trabajar, ha ido evolucionando con el tiempo. El aumento de la producción de trufa silvestre ha dado paso a la truficultura, es decir, a la plantación de encinas y robles micorrizados. Sin embargo, no se ha abandonado la recolección de trufa silvestre y el cuidado de los montes que las producen. En casa empezamos buscando trufas negras silvestres con ayuda de nuestro primer perro «Atila», que resultó ser muy inteligente y fácil de adiestrar. Posteriormente, con la entrada del nuevo siglo, probamos suerte con la primera plantación trufera donde recogimos nuestras primeras trufas, 10 años más tarde.

El tiempo ha pasado y ahora que la tecnología lo permite, tenemos la intención de expandir el uso de la trufa negra y hacerlo mucho más común de lo que hoy en día es. Antaño venían compradores franceses a nuestra casa a por las trufas que después comercializaban. Ahora, tenemos la oportunidad de acercar al truficultor y consumidor convirtiéndonos en una pieza clave y acelerando así el proceso entre recolección y consumo para disfrutar de las trufas negras más frescas.

Un momento especial: nuestra pasión

Sabemos que comprar trufa negra para el consumidor es sinónimo de dar un paso más en sus platos: la adquiere con la intención de dar un toque oscuro a sus platos a la par que un aroma inigualable. Por ello, nos especializamos en todas las fases de la cadena de recolección y venta de trufa negra, desde que se plantan los árboles hasta que se ojea alguna receta para sacarle el máximo partido a nuestras trufas negras. Conocemos cómo ha de ser una trufa negra de calidad así como los pasos en su producción para conseguirla con total confianza y seguridad. 

Por tanto, asumimos que la trufa negra que llegue al cliente, debe conservar todo su potencial, teniendo en cuenta parámetros tan importantes como la temperatura a la que se ve sometida durante el proceso de limpieza, envasado y transporte o la cantidad de oxígeno que esta respirará hasta ser desenvasada.

Nuestro eslogan: Become a gourmet

Ser gourmet va más allá de tener un gusto delicado y un exquisito paladar, hay que ser conocedor también del proceso que siguen de los ingredientes que componen el plato. Es por ello por lo que creemos que estos deben haber sido manipulados con respeto y pasión en su recolección.

En la primera etapa, prácticamente artesanal, la selección de las trufas negras se hace de manera ardua pero atenta, de modo que el consumidor pueda disfrutar de la gran delicadeza que va ligada al exquisito aroma y sabor de la trufa negra de Teruel. Un gourmet atiende al trato que se le da al producto hasta que lo tiene delante.

Ser gourmet, al fin y al cabo, es un estilo de vida. En el camino por la búsqueda de descubrir sensaciones culinarias innovadoras y diferentes, se acaba encontrando un modo de vida muy social y cultural, que acompaña al aprecio por la gastronomía en cada bocado y, por consiguiente, a la producción de cada uno de los productos. Así se llega a valorar, no sólo los sabores, los aromas y las texturas que estos selectos productos conllevan, sino también el arte, la magia y las emociones que nacen en el campo, maduran en la cocina y tienen su apogeo en los últimos segundos de vida de tan sofisticado manjar.